«La gran estafa del PSOE: Suben las pensiones para luego quitártelo con impuestos»

«La gran estafa del PSOE: Suben las pensiones para luego quitártelo con impuestos»

El PSOE ha vuelto a hacer lo que mejor sabe: disfrazar con discursos grandilocuentes una realidad que castiga a quienes dice defender. Nos venden una España progresista, justa, social, pero tras las cortinas del marketing y los titulares bien medidos, se esconde una maquinaria fiscal que asfixia a los mismos de siempre: pensionistas, trabajadores precarios y familias humildes.

Mucho se ha hablado de la «subida de las pensiones», medida estrella que el Gobierno saca a relucir cada vez que se siente acorralado. Lo presentan como un avance histórico, como un acto de justicia social, como si hubieran inventado la dignidad. Pero hablemos claro: la supuesta subida de las pensiones ha sido un espejismo. Para muchos jubilados, esa mejora ha quedado completamente neutralizada —o incluso revertida— por la subida del IRPF, del coste de la vida y de otros impuestos indirectos. Subes 30 euros una pensión, pero luego le metes al pensionista una mordida mayor en su declaración. ¿Eso es justicia?

¿De qué sirve subir la pensión si luego le subes el IRPF a los jubilados? ¿Qué sentido tiene mejorarle la paga mensual a alguien que lleva toda su vida cotizando, para luego hacerle pagar más impuestos simplemente por haber recibido lo que es suyo por derecho? Muchos pensionistas, lejos de ver un respiro económico, se han encontrado con que a fin de año deben devolver cientos de euros al Estado. No solo no han ganado nada, han perdido.

Este no es un error de cálculo. Es una estrategia deliberada. El PSOE aplica una política de “te doy por un lado, te quito por el otro”, confiando en que la mayoría solo se quede con el titular y no con la letra pequeña. Es puro humo electoral. Pero la realidad no se puede maquillar: los pensionistas están siendo utilizados como carne de propaganda, mientras sus bolsillos siguen igual de vacíos.

Y si los jubilados están mal, peor aún están muchos trabajadores a tiempo parcial que han tenido que recurrir a cobrar el paro en pago único. Personas con sueldos bajos, que apenas sobreviven, y que tras haber cobrado lo que les corresponde legalmente, se encuentran con una carta de Hacienda exigiéndoles pagar hasta 1.400 euros en su declaración. ¿El motivo? Ese cobro les “subió de tramo”. Es decir: por una ayuda puntual, los tratan como si fueran rentistas de lujo.

¿Dónde está la progresividad fiscal aquí? ¿Qué clase de Estado de bienestar castiga a quien apenas tiene para vivir? No hablamos de grandes fortunas ni de evasores. Hablamos de madres solteras, trabajadores precarios, jóvenes sin oportunidades, que lo único que han hecho es intentar sobrevivir con lo poco que tienen. El PSOE no solo no los protege: los empuja al borde del abismo fiscal.

Lo más cínico es que todo esto ocurre mientras el Gobierno se llena la boca con términos como “justicia social”, “redistribución” o “progresismo”. Pero lo que vemos es exactamente lo contrario: una redistribución al revés, donde se aprieta a los que menos tienen para sostener un aparato público hipertrofiado, ineficiente y lleno de enchufes.

El PSOE ha dejado de ser el partido de los trabajadores. Hoy es el partido de los burócratas, de los asesores a dedo, de los sindicatos complacientes, de la doble moral. Se llenan de orgullo por subir el salario mínimo mientras permiten que la inflación devore ese aumento. Presumen de gasto social mientras exprimen fiscalmente a las familias que reciben ayudas. Y hablan de “protección al mayor” mientras los jubilados ven cómo cada subida se la traga Hacienda.

Este es un modelo de gobierno basado en la trampa: te ilusionan con pequeñas conquistas para luego recuperar lo que te dieron, multiplicado por dos. La subida del IRPF a los pensionistas es el mejor ejemplo de esta estafa institucionalizada. Y mientras tanto, el discurso oficial sigue repitiendo el mantra: “hemos subido las pensiones”. Sí, claro. Y también los impuestos, los precios, las tasas, y hasta el coste de morirse.

España necesita urgentemente un giro. No solo político, sino moral. No podemos seguir tolerando que un gobierno utilice a los más vulnerables como herramienta propagandística mientras les da la espalda cuando llega la hora de hacer justicia real. No podemos permitir que la gente honrada, la que ha trabajado toda su vida, tenga que hacer malabarismos para pagar la declaración de la renta después de cobrar una pensión miserable.

El PSOE ha perdido toda credibilidad como fuerza social. Lo que queda es un partido atrincherado en el poder, obsesionado con la recaudación, que no duda en castigar a pensionistas y trabajadores precarios con tal de mantener sus cuentas públicas infladas… y sus cargos bien colocados.

No hay progreso si este se basa en exprimir al débil. No hay justicia si quien cobra una ayuda tiene luego que devolverla con intereses. Y desde luego, no hay dignidad en una política que sube las pensiones con una mano y las roba con la otra.

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