El Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol ha vuelto a ser escenario de una emergencia evitable, la caída de un falso techo. Este incidente, el segundo registrado en sus instalaciones en apenas dos meses, no es una anécdota, sino el símbolo más crudo y tangible del deterioro de las infraestructuras sanitarias de la comarca y de la catastrófica gestión del Partido Popular al frente de la Xunta de Galicia. La seguridad de pacientes, profesionales y acompañantes ha quedado, literalmente, en entredicho bajo la sombra de un derrumbe. Desde el Partido Socialista, la respuesta ha sido contundente, exigiendo a la Xunta medidas inmediatas y una inspección técnica integral del centro. No es para menos. Que un falso techo caiga en un hospital público, hiriendo a un paciente en uno de los sucesos anteriores, es un hecho absolutamente inaceptable en una sociedad que se precie de garantizar un servicio esencial como la sanidad. Es una negligencia con nombre y apellidos políticos: los del Partido Popular, que, a lo largo de los años, ha priorizado otros intereses antes que la inversión y el mantenimiento básico de las infraestructuras sanitarias.
El diputado socialista Aitor Bouza ha puesto el dedo en la llaga, al instar a la Xunta a remitir un informe detallado al Parlamento sobre las causas del incidente. Esta exigencia no busca solo una explicación técnica, sino una responsabilidad política. La ciudadanía de Ferrolterra tiene derecho a saber por qué su hospital se cae a pedazos. La respuesta, sin embargo, se adivina: la falta crónica de inversión que el PP, primero bajo el mando de Alberto Núñez Feijóo y ahora con Alfonso Rueda, ha impuesto como doctrina en la sanidad pública gallega. La crítica socialista apunta a la raíz del problema: el incumplimiento reiterado de los compromisos para la ampliación y mejora del centro. El cacareado Plan Director del Complexo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF) arrastra ya más de una década de retraso desde su anuncio. Mientras los dirigentes populares se fotografiaban prometiendo modernidad, las alas antiguas del Arquitecto Marcide seguían sin la intervención de modernización y refuerzo que el tiempo y el uso exigían. El desprendimiento actual es la factura que pasa el abandono, el resultado de una política de «maquillaje» y «soluciones parciales» que el PSOE ha calificado duramente.

Feijóo y Rueda: Trece Años de Desmantelamiento Sanitario
La situación del Hospital Arquitecto Marcide es un microsoma de la crisis sanitaria gallega que el Partido Popular ha orquestado durante más de trece años de gobierno. La política sanitaria del PP, marcada por la figura de Feijóo y continuada por Rueda, se ha basado en el desmantelamiento planificado de la sanidad pública, priorizando, según denuncian sindicatos y oposición, la eficiencia económica y la transferencia de fondos públicos al sector privado. Bajo la gestión del PP, se ha instaurado una política de recortes encubiertos. La falta de personal y la precariedad laboral son la norma, lo que deriva en el cierre de camas incluso en verano por la nula planificación en las contrataciones. Pero el daño no solo afecta a los recursos humanos; la infraestructura se degrada visiblemente. El caso de Ferrol no es aislado: otros hospitales gallegos han registrado incidentes similares, reflejando una dejadez generalizada en el mantenimiento de edificios que deberían ser santuarios de salud y seguridad. La estrategia del Partido Popular ha sido siempre la misma: negar la evidencia, ofrecer soluciones de urgencia que apenas tapan los agujeros –como la renovación de los falsos techos de un bloque, que el PSOE tacha de «maquillaje»– y, sobre todo, incumplir los plazos y los compromisos de inversión real.
La ciudadanía de Ferrolterra, una zona ya castigada en otros ámbitos por la «inacción» de la Xunta, merece un hospital moderno, seguro y dotado de todos los medios, no un edificio que represente una amenaza latente. El deterioro de la sanidad pública gallega bajo el mandato de Feijóo y Rueda no es un accidente, sino la consecuencia directa de unas decisiones políticas que han priorizado la contención del gasto y el beneficio privado sobre el bienestar y la seguridad de la población. La caída de un falso techo es más que un ladrillo suelto; es la caída de la confianza en una administración que ha fracasado estrepitosamente en su obligación de proteger y modernizar su sistema sanitario.
El PSdeG no se conformará con promesas vacías. Exige una actuación urgente que vaya más allá de los remiendos. La inspección técnica integral y la ejecución inmediata y con calendario público del Plan Director son las únicas vías para restaurar la seguridad y la dignidad en el Hospital Arquitecto Marcide. Es hora de que el Gobierno gallego, liderado por el PP, asuma su responsabilidad y ponga fin al reflejo del abandono que se cierne sobre la sanidad pública gallega. La seguridad de los ciudadanos no puede esperar a que caiga el siguiente trozo de techo.
El colapso del techo en el Arquitecto Marcide es la metáfora de un sistema sanitario agrietado, no por la edad, sino por la mala praxis política del Partido Popular. Es la prueba irrefutable de que, bajo los gobiernos –desde Feijóo hasta Rueda–, la sanidad pública de Ferrolterra ha sido sistemáticamente relegada al último cajón de las prioridades. La Xunta no puede esconderse tras una «solución parcial» de cambio de falsos techos, intentando maquillar un problema de abandono estructural de una década. Esta es una herida abierta que refleja un patrón mucho más amplio: el desmantelamiento programado y la privatización silenciosa que ha drenado recursos vitales para el mantenimiento básico y la dignidad de la atención. ¿Cuántos incidentes más serán necesarios para que la Xunta entienda que la seguridad no es una partida presupuestaria recortable, sino la piedra angular de un servicio esencial? La pasividad del PP ante el Plan Director del CHUF no es solo un incumplimiento administrativo; es una irresponsabilidad con consecuencias directas en la salud y la integridad física de los gallegos, una mancha indeleble en su gestión. Se acabó el tiempo de las excusas y los eslóganes vacíos. Exigimos más que paños calientes o palabras huecas. Exigimos inversión real y urgente para subsanar los años de desidia. Exigimos auditorías exhaustivas e independientes de toda la infraestructura hospitalaria de la comarca, con luz y taquígrafos para la ciudadanía. Y, fundamentalmente, exigimos el cese inmediato de los responsables políticos y técnicos de esta desidia crónica que ha puesto en peligro a miles de personas.
Feijóo y Rueda deben responder, en primera persona, por haber permitido que los hospitales gallegos, en lugar de ser centros de curación y esperanza, se conviertan en zonas de riesgo por derrumbe. Su legado sanitario está marcado por el deterioro y la precariedad. Han transformado el derecho a la salud en una lotería peligrosa condicionada por la antigüedad del cemento. La dignidad de la sanidad pública de Ferrol no se negocia; se exige y se defiende con uñas y dientes. El Hospital Arquitecto Marcide es hoy un monumento a la falta de respeto del Partido Popular por la vida y el bienestar de Ferrolterra. ¡Que asuman su fracaso! El tiempo de la impunidad política ha terminado. Es hora de actuar, no de mentir.