Hay lugares que no solo se habitan con el cuerpo, sino también con el alma. Rincones que, al mirarlos desde una ventana, parecen hablar en silencio, como si la brisa entre los árboles llevara mensajes antiguos
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Hay lugares que no solo se habitan con el cuerpo, sino también con el alma. Rincones que, al mirarlos desde una ventana, parecen hablar en silencio, como si la brisa entre los árboles llevara mensajes antiguos