Paloma Lago: La fe que abraza el alma y el recuerdo de un padre héroe

Paloma Lago: La fe que abraza el alma y el recuerdo de un padre héroe

Paloma Lago no solo brilla en las pasarelas ni ilumina con su presencia en la televisión; su corazón guarda la huella imborrable de un hombre que fue su héroe y su guía. Su padre, Quico Pérez-Lago, fue mucho más que un músico reconocido y un pilar en su vida: fue un ejemplo de entrega, amor y fortaleza que Paloma lleva con profunda admiración y cariño.

Quico, quien falleció recientemente a los 94 años, dejó una vida llena de hazañas y pasión. Fundador del famoso grupo Los Zafiros y promotor del certamen hípico Equiocio en Ferrol, su legado está hecho de música, familia y compromiso con sus raíces. Lo que más resalta en las palabras de Paloma es el amor inmenso y el respeto que siente por él, a quien llama el mejor padre que pudo haber deseado tener, su estrella y su mayor apoyo. Este vínculo tan profundo se manifestó también en un emotivo homenaje que Paloma le brindó en el programa «Pasapalabra», expresando “Te has convertido en mi estrella”, un testimonio que conmueve y revela la dimensión humana que hay detrás de la fama.

Ante la pérdida de su padre, Paloma reconoce que la fe ha cobrado un papel esencial en su vida, diciéndolo con emoción: La religión me ayuda mucho, gracias a la fe siento su presencia”. No es la fe un consuelo vacío o una respuesta superficial, sino una presencia viva, un abrazo que sostiene en el duelo y permite encontrar esperanza. La Biblia, ese libro milenario, se convierte para los creyentes en la mejor autoayuda, en fuente de sabiduría y ternura que alimenta nuestras almas.

En sus páginas, Paloma encuentra frases que le hablan directo al corazón, como “El Señor está cerca de los que tienen roto el corazón; salva a los de espíritu abatido”. Esa cercanía divina es un sostén para quien enfrenta la ausencia física de un ser amado, un bálsamo para el alma agrietada y una luz para los días oscuros. En este sentido, la experiencia de Paloma es espejo para todos, pues muestra cómo la palabra de Dios sigue siendo puente entre el dolor y la esperanza.

Además, su vinculación con la Cofradía de la Merced, que la ha acogido con profunda amistad y fraternidad desde aquella presentación de un té solidario, es otra manifestación de que el camino de la fe se hace más ligero cuando se comparte. La fe no vive en soledad ni abstracción: se expresa en comunidad, en práctica, en gestos sencillos que nutren y sostienen. Paloma es parte de esa comunidad viva en Ferrol, donde tradiciones centenarias como las procesiones se mezclan con testimonios de vida profunda y compromiso.

Su testimonio no solo emociona, sino que invita a mirar el Evangelio con ojos nuevos, a comprender que la verdadera espiritualidad no consiste en fórmulas perfectas sino en abrir el corazón a Dios y a los demás. En un mundo obsesionado con lo exterior, Paloma muestra que el verdadero éxito es el amor sembrado, la esperanza transmitida y la fe vivida con autenticidad.

Su experiencia inspira a muchos a retomar la Palabra como guía y consuelo, a descubrir que la Biblia, lejos de ser un libro antiguo o inaccesible, es una fuente constante de renovación y fortaleza. Porque, como ella misma ha dejado ver, la fe auténtica es presencia constante, fuerza en la prueba y amor que nunca se pierde.

Paloma, con su elegancia y sencillez, abraza la fe que le ha dado pilar y alivio, y su testimonio es llamado para todos nosotros a no perder la esperanza ni el amor cuando la vida duele. Es la historia de una hija que encontró en su padre un héroe, y en la fe, un refugio inquebrantable.

Que su historia conmueva y fortalezca, ilumine el camino de quienes pasan por el silencio del duelo y recuerde que la fe, como bien dice Paloma, es el abrazo que acaricia el alma y mantiene viva la presencia de quienes amamos.

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