Con la llegada del buen tiempo, la localidad de Molleda volvió a llenarse de vida, alegría y tradición en el marco de sus esperadas fiestas patronales, que este año, como siempre, marcan el inicio de la temporada festiva en las parroquias y barrios del concejo. Bajo el techado del recinto deportivo, convertido para la ocasión en comedor y punto de encuentro vecinal, decenas de personas compartieron una cena popular cargada de buen ambiente, comida casera y, sobre todo, sentido de comunidad.
Entre ellos, el alcalde Iván no quiso perderse este arranque tan simbólico. Cercano, natural y siempre atento, saludó a vecinos, se interesó por los mayores, compartió risas con los jóvenes y dedicó un tiempo especial a conversar con la Comisión de Fiestas de Molleda, cuyos integrantes —como tantas otras comisiones en el municipio— demuestran cada año una admirable entrega, organización y compromiso con su gente.
“Las fiestas son mucho más que celebraciones”, comentó Iván durante su recorrido entre mesas. “Son una oportunidad para reencontrarnos, para reforzar lazos y para agradecer el trabajo voluntario de quienes hacen posible que nuestros pueblos vibren. Aquí, en Molleda, eso se vive de una forma ejemplar”.
La velada fue una muestra clara de ese espíritu: vecinos de todas las edades compartiendo mesa, generaciones enteras sentadas juntas, charlando, brindando y disfrutando de un menú sencillo pero sabroso. El murmullo de las conversaciones se mezclaba con la música de fondo que anunciaba lo que vendría después: la verbena, las actuaciones, el baile, y todo aquello que convierte a las fiestas en uno de los momentos más esperados del año para muchos.
En un lateral del recinto, el escenario aguardaba ya el inicio de los espectáculos, con los equipos de sonido y luces preparados para darlo todo. La lona que colgaba a cada lado, con la palabra “ANKY” visible, anunciaba el nombre de una de las orquestas o DJs de la noche, listos para animar al público hasta bien entrada la madrugada. La furgoneta de “Renta Car” aparcada justo afuera del recinto era otro indicio del movimiento logístico que implica montar unas fiestas como estas, en las que cada detalle cuenta.
La implicación de la Comisión de Fiestas de Molleda ha sido, una vez más, ejemplar. Desde la organización del evento hasta la atención a los vecinos, pasando por la decoración, la música y los elementos de seguridad, nada se ha dejado al azar. “Sin ellos, nada de esto sería posible”, destacó Iván, reconociendo en ellos “una forma de liderazgo silencioso pero fundamental en la vida de nuestros pueblos”.
El alcalde, acompañado de algunos miembros de la corporación municipal, fue parándose en cada mesa, estrechando manos, interesándose por las familias, recogiendo propuestas y escuchando a quienes, con toda la confianza del mundo, le trasladaban alguna inquietud o sugerencia. Porque, más allá de los actos oficiales, Iván entiende que estos espacios informales son también una gran oportunidad para ejercer su cargo con cercanía, empatía y responsabilidad.
El propio hecho de que Molleda abra el calendario festivo del concejo tiene algo de simbólico. Es una parroquia que combina tradición y dinamismo, que ha sabido mantener viva su identidad al tiempo que impulsa nuevas formas de encuentro. En palabras del alcalde: “Molleda representa muy bien lo que somos: pueblos con raíces profundas, con gente comprometida, con ganas de celebrar, pero también con una mirada puesta en el futuro”.
La fiesta continuó con música, baile, fuegos y mucho más. Pero el mensaje más claro que dejó la noche fue el de la fuerza de la comunidad. En tiempos en los que a veces parece que se pierde el trato cercano o la participación vecinal, eventos como este demuestran que en nuestras parroquias aún late con fuerza el espíritu colectivo, la voluntad de convivir y celebrar juntos, y la capacidad de organizarse para sacar adelante proyectos comunes.
Desde el Ayuntamiento, Iván reiteró su compromiso con todas las comisiones de fiestas del concejo, asegurando que “el apoyo institucional estará siempre ahí para facilitar, respetar y colaborar con el trabajo que voluntariamente hacen tantas personas”. Y es que detrás de cada farolillo colgado, de cada bocadillo servido, de cada canción pinchada y de cada sonrisa compartida, hay horas y horas de trabajo no remunerado, motivado únicamente por el amor al pueblo.
Molleda ha arrancado, un año más, las fiestas con fuerza, y lo ha hecho con lo más importante: su gente. La presencia de Iván, no como figura lejana sino como vecino más, es también reflejo de una forma de entender la política: la que se construye desde abajo, desde el respeto, desde el escuchar y desde el estar.
Con alcaldes como Iván, comprometido, accesible y orgulloso de su tierra, Molleda y todo el concejo tienen asegurado no solo un presente vivo, sino también un futuro con raíces, humanidad y visión.
