La amnesia selectiva de Mato: El «demócrata» que amordazó Ferrol

La amnesia selectiva de Mato: El «demócrata» que amordazó Ferrol

Ferrol amanece hoy con las declaraciones de Ángel Mato en un Diario Local, quien, recién revalidado al frente del PSdeG-PSOE ferrolano, ha optado por un ataque frontal a la actual gestión municipal, calificándola como «el gobierno local menos democrático» que ha vivido en la ciudad. Ante tal ejercicio de amnesia selectiva y victimismo político, este artículo se alza como la respuesta necesaria y contundente a las falacias del señor Mato, desgranando su propio historial y poniendo en evidencia la contradicción de sus palabras. Es hora de que los ferrolanos conozcan la otra cara de la moneda, aquella que el exalcalde parece haber olvidado convenientemente.

Ángel Mato, flamante reelegido líder del PSdeG-PSOE de Ferrol, ha vuelto a sorprendernos con una declaración tan rimbombante como vacía de autocrítica: «Este es el gobierno local menos democrático de cuantos viví en la ciudad de Ferrol». Una afirmación que, viniendo de quien viene, no solo es hipócrita, sino que roza el insulto a la inteligencia de los ferrolanos. La hemeroteca no miente, señor Mato, y su propio historial como alcalde es el espejo más fidedigno de lo que significa un gobierno verdaderamente opaco y alejado de sus vecinos.

Resulta irónico, por no decir vergonzante, que Mato se erija ahora como el adalid de la democracia y la transparencia cuando, durante su gestión, el Ayuntamiento de Ferrol se convirtió en un búnker inexpugnable para los ciudadanos. ¿Recuerda, señor Mato, que para acceder al consistorio bajo su mandato era necesario pedir cita previa? Una suerte de visado burocrático que transformaba el acceso a la casa de todos en una auténtica odisea. ¿Es eso democracia? ¿Es eso facilitar el acceso a la información? Negarle a los ferrolanos el libre acceso a su propio Ayuntamiento, imponer barreras a la participación ciudadana y cerrar las puertas a la interacción directa, eso sí es un acto antidemocrático. Un gobierno que se atrinchera detrás de despachos y citas previas es un gobierno que le da la espalda a su gente, y esa es la imagen que muchos ferrolanos tienen de su período al frente de la alcaldía.

Pero la amnesia selectiva de Mato no se detiene ahí. En su afán por criticar, lanza afirmaciones peregrinas sobre la falta de proyecto de ciudad del actual gobierno, asegurando que las carreteras están «bastante peor de lo que estaban hace cuatro años». Permítame que le refresque la memoria, señor Mato, porque su legado en el mantenimiento de las infraestructuras de Ferrol es, cuando menos, cuestionable.

Hablemos, por ejemplo, de la carretera de Catabois. Durante doce largos años, bajo diferentes gobiernos, incluido el suyo, esa vía fue el paradigma del abandono, un campo de minas para conductores y peatones. ¿Y qué hizo su gobierno al respecto? Absolutamente nada. Cero. Ni un solo euro de inversión significativa para subsanar un problema que venía arrastrándose desde hacía más de una década. Ahora, el actual ejecutivo ha abordado la reforma integral de esa carretera, ha cambiado su señalización de 30 a 50 km/h, demostrando que, a diferencia de su inacción, este gobierno sí se preocupa por la seguridad y la fluidez del tráfico en Ferrol. ¿Es eso «nada»? ¿Es eso no tener un proyecto de ciudad? La realidad, señor Mato, es que donde usted vio un problema crónico y lo ignoró, este gobierno ha visto una necesidad y la ha resuelto.

Y no solo Catabois. La calle Rubalcaba, un vial fundamental en Ferrol, está por fin en trámites de ser arreglada. Otra asignatura pendiente que su gobierno dejó en el tintero y que ahora el actual ejecutivo se afana en resolver. Parece que la ceguera selectiva de Mato solo le permite ver aquello que puede utilizar para su discurso político, ignorando convenientemente las deficiencias que él mismo dejó sin solucionar y las que ahora se están abordando.

Mato asegura que el gobierno actual no ha llevado a cabo «ni un solo proyecto propio». Resulta paradójico que quien tuvo la oportunidad de materializar proyectos durante su mandato y no lo hizo, ahora critique la gestión de quienes, en menos tiempo, han puesto en marcha iniciativas que se arrastraban o han abordado problemas enquistados. Habla de la «demolición del tramo de muralla del Arsenal» y de la «Ciudad del Deporte» como meros anuncios, cuando precisamente esas son actuaciones de calado que requieren de un proceso complejo y una tramitación que, no nos engañemos, lleva tiempo. El mismo tiempo que usted tuvo para arreglar Catabois y no lo invirtió.

La verdadera crítica que emana de las palabras de Mato no es una preocupación genuina por la ciudad, sino un descontento por no poder influir en las decisiones del gobierno. Acusa al ejecutivo de no querer «saber nada» de la oposición, de no abrirse a sus aportaciones. Sin embargo, ¿qué hizo su gobierno para fomentar la participación de la oposición? ¿Qué espacio real dio a los demás grupos para contribuir en la toma de decisiones? La respuesta es clara: un espacio mínimo, cuando no inexistente. El mantra de «la mayoría absoluta es absolutismo» suena hueco en boca de quien, ostentando también una posición de poder, no dudó en ejercerla con una discrecionalidad que, en ocasiones, rozó la unilateralidad.

El exalcalde Mato parece haber olvidado que la política requiere de dedicación exclusiva y de poner los intereses de la ciudad por encima de los del partido. Un consejo que, lamentablemente, él mismo no siempre siguió a rajatabla. Su crítica al actual gobierno es una cortina de humo para desviar la atención de sus propias carencias y de un legado que, en materia de infraestructuras y apertura democrática, deja mucho que desear.

Y para colmo de ironías, permítame recordarle, señor Mato, la celeridad con la que su concejal, Germán Costoya, gestionó ciertas intervenciones. Hablamos de la calle Atocha de Canido, una vía con dos colegios y sin aceras, donde la seguridad de nuestros niños debería ser una prioridad absoluta. Pues bien, el señor Costoya, bajo su atenta mirada, tardó un año en dignarse a colocar unos simples bolardos y unas bandas sonoras. Un año, sí, ha leído bien. Se ve que para algunos, la burocracia se ralentiza cuando se trata de asuntos menores, mientras que para otros, los grandes anuncios son más importantes que la seguridad de los peatones. Un auténtico ejercicio de eficiencia, sin duda.

Mientras el PSOE de Ferrol, con Ángel Mato a la cabeza, parece estar sumido en una profunda bancarrota de ideas y de gestión, anclado en la queja estéril y la nostalgia de un pasado que pocos añoran, Ferrol avanza. Y avanza de la mano de un gobierno que, lejos de la inacción y la autoproclamada «democracia» de puertas cerradas, está demostrando cómo se trabaja por la ciudad. La llegada de José Manuel Rey Varela a la alcaldía, con su visión clara y su determinación, ha significado un auténtico soplo de aire fresco para Ferrol. Parece que, finalmente, el sentido común y la gestión efectiva han vuelto a la plaza de Armas, dejando en evidencia la parálisis y la falta de rumbo que caracterizó al anterior período.

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