“Canido en Llamas: Cuando la Inseguridad Nos Quema a Todos”

“Canido en Llamas: Cuando la Inseguridad Nos Quema a Todos”

La madrugada del pasado fin de semana, el barrio de Canido, en Ferrol, volvió a ser escenario de una escena que parece sacada de un parte policial más que de la vida cotidiana de una comunidad que, hasta hace no mucho, era sinónimo de tranquilidad. Una disputa de pareja, de origen aún desconocido, acabó con un vehículo completamente calcinado en la calle Poeta Pérez Parallé y con otro coche, perteneciente a un vecino inocente, gravemente dañado por las llamas.

El fuego se propagó con rapidez y pudo haber tenido consecuencias mucho más graves de no ser por la rápida intervención de los Bomberos de Ferrol, quienes lograron extinguir el incendio en cuestión de minutos. Afortunadamente, no hubo heridos, pero el daño está hecho: un coche convertido en chatarra, otro parcialmente destruido, y una comunidad que se despierta una vez más con el miedo metido en el cuerpo.

¿Hasta cuándo vamos a tolerar este tipo de episodios como si fueran parte del paisaje urbano?

Este no es un caso aislado. Las reyertas callejeras, los conflictos entre particulares que terminan salpicando a vecinos inocentes, y la inacción sistemática de las autoridades están construyendo una rutina de violencia y abandono en nuestros barrios. El coche incendiado es solo el síntoma visible de una enfermedad mucho más profunda: la ausencia de seguridad real en nuestras calles.

Desde la central autonómica se activó el protocolo de emergencia y se movilizó a los cuerpos de seguridad, pero eso no basta. Necesitamos prevención, no solo respuesta. ¿Dónde están los planes de seguridad urbana? ¿Dónde está el refuerzo policial prometido? ¿Dónde está la acción institucional frente al deterioro del tejido social?

Los vecinos no pueden seguir pagando con su patrimonio –y potencialmente con su vida– las consecuencias de una gestión pública que solo actúa a golpe de emergencia. No puede ser que aparcar tu coche en la calle se haya convertido en un acto de fe. No puede ser que la seguridad dependa de la suerte.

El Ayuntamiento de Ferrol, la Policía, y las instituciones competentes tienen una responsabilidad directa. No sirve esconderse tras estadísticas o comunicados. Este hecho es prueba clara de que algo está fallando, y lo está haciendo estrepitosamente.

Canido necesita seguridad. Ferrol necesita orden. Los ciudadanos necesitan garantías.

Y sobre todo, hace falta una actuación inmediata, decidida y firme. Tolerancia cero con los que convierten nuestras calles en escenarios de violencia. Tolerancia cero con la pasividad institucional.

Porque lo que hoy es un coche quemado, mañana puede ser una casa. Y lo que hoy es un susto, mañana puede ser una tragedia irreparable.

No se trata de alarmismo. Se trata de realidad. Y esta realidad exige respuestas ya.
Si no hay consecuencias, solo nos queda esperar la próxima chispa. Y que esta vez no haya víctimas que lamentar.

La delincuencia no descansa. ¿Y nosotros, qué esperamos para actuar?

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