Abandonadas por la Xunta: una matrona sola, amenazada y desprotegida en Burela

Abandonadas por la Xunta: una matrona sola, amenazada y desprotegida en Burela


Feijóo y Rueda continúan desmantelando la sanidad pública gallega mientras el personal sanitario paga las consecuencias

La situación vivida en el centro de salud de Burela no es un caso aislado, sino el reflejo de una política deliberada de abandono de la sanidad pública por parte de la Xunta de Galicia. El sindicato de enfermería Satse ha denunciado la «situación de vulnerabilidad» que sufre una matrona que trabaja completamente sola durante el turno de tarde. Hace unas semanas fue víctima de una agresión verbal y recibió amenazas graves por parte de una paciente. Estaba sola. Nadie acudió a socorrerla, salvo una trabajadora de limpieza, quien, improvisadamente, tuvo que cerrar las puertas del centro para evitar una posible agresión física.

Esta no es una anécdota, es una advertencia. Y es también una acusación directa a la gestión del Servizo Galego de Saúde (Sergas) y a la Xunta que lo permite. La matrona ya había avisado de la inseguridad en la que desempeñaba su labor. No fue escuchada. La única respuesta institucional fue la contratación, por unos pocos días, de una auxiliar de enfermería. Una medida absolutamente insuficiente que no garantiza ni el control de acceso al centro, ni la protección efectiva del personal sanitario.

La profesional, psicológicamente afectada, está de baja laboral. Y sin embargo, la administración no garantiza que no vuelva a enfrentarse sola a situaciones de riesgo. La desprotección persiste, y con ella, el desprecio de la Xunta por sus trabajadoras.

El botón de emergencia instalado en el centro es simbólico: nadie puede responderlo. Tan simbólico como el «compromiso con la seguridad» que repite el área sanitaria como un mantra vacío. ¿De qué sirve un botón si no hay nadie al otro lado? ¿Qué clase de compromiso permite que una matrona trabaje sola, en un centro abierto al público, sin ningún tipo de apoyo?

Desde Satse insisten en que se han solicitado medidas concretas al comité de seguridad y salud, así como el cambio de turno que la trabajadora lleva tiempo reclamando. Todo ha sido ignorado. Ni planificación, ni prevención, ni humanidad.

Feijóo y Rueda, desde hace años, han ido desmantelando la sanidad pública gallega con una política de recortes, externalizaciones y abandono. Esto no es solo un fallo administrativo, es una decisión política que pone en peligro vidas humanas.

Y mientras una matrona se enfrenta sola al miedo, mientras se ignoran denuncias de inseguridad y se abandonan centros de salud rurales, la Xunta continúa desviando recursos a la sanidad privada, favoreciendo conciertos millonarios con clínicas privadas que se lucran con el deterioro premeditado del sistema público. No es desidia, es estrategia: asfixiar la sanidad pública para justificar su sustitución por un modelo privatizado, donde la salud se convierte en un negocio y no en un derecho.

La Galicia de Rueda no cuida de sus profesionales ni de su gente. La expulsa del sistema público para entregarlas al beneficio de unos pocos. Hoy es una matrona en Burela. Mañana puede ser cualquiera. Y todo por una política que pone el mercado por encima de la vida.

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