¿Dios ‘¿Puede, pero No Quiere’? Reflexiones Críticas de Torres Queiruga sobre la Oración

¿Dios ‘¿Puede, pero No Quiere’? Reflexiones Críticas de Torres Queiruga sobre la Oración

El teólogo Andrés Torres Queiruga plantea una inquietud profunda sobre la naturaleza de la oración y su relación con la voluntad divina: “De ninguna manera pensaría que el Papa fue curado gracias a las oraciones, privadas o masivas, hechas en su favor por todo el mundo. Porque sentiría inmediatamente la necesidad de pensar en los ‘otros’, en los innumerables que han muerto dejando abatidos a sus seres queridos”. Más aún, agrega con contundencia: «¿O será que Dios no estaba atento o no había intercesores eficaces para que también Él ‘escuchara y tuviera piedad’? Y sería cruel pensar en la terrible consecuencia lógica que esto implica: que Dios ‘puede, pero no quiere’ salvar de la muerte, reservando su amor y su poder para casos privilegiados».

Estas palabras, aunque comprensibles desde una perspectiva humana que lucha con el misterio del sufrimiento, contienen una comprensión limitada de la oración de intercesión y de la acción divina en la historia. Lejos de ser una manipulación del poder divino, la intercesión es, según grandes teólogos como Karl Rahner, Romano Guardini, y Jean Lafrance, una forma de colaborar con la voluntad salvífica de Dios. La oración no cambia arbitrariamente la voluntad de Dios, sino que inserta al orante en la dinámica del amor divino y en la transformación del mundo según sus designios.

La Oración como Cooperación con Dios

Karl Rahner, en su teología de la gracia, enfatiza que la acción de Dios no es un simple intervencionismo ocasional que responde a peticiones individuales de manera selectiva. En cambio, Dios actúa en el mundo a través de la libertad humana, que se convierte en instrumento de su amor. Orar por otros no significa exigir un milagro o una intervención arbitraria, sino disponerse a ser parte del actuar divino. La oración es, según Rahner, un acto de apertura al Misterio, donde el ser humano, lejos de pretender controlar a Dios, se une a su plan amoroso.

De igual modo, Romano Guardini entiende la oración de intercesión como un diálogo donde el creyente participa en la providencia divina. Guardini subraya que Dios no es un autómata que responde a demandas humanas según criterios caprichosos. Más bien, en su sabiduría infinita, integra nuestras peticiones dentro de un horizonte más amplio, donde el bien no siempre se manifiesta en la forma que esperamos. La oración no busca condicionar a Dios, sino introducirse en su amor y sabiduría, contribuyendo a la redención del mundo.

La Justicia y el Misterio de la Oración Eficaz

Torres Queiruga parece entender la oración de intercesión como un acto que pondría a Dios en la encrucijada de elegir entre unos y otros, favoreciendo a unos privilegiados en detrimento de otros. Sin embargo, la tradición cristiana enseña que Dios actúa en la historia sin favoritismos injustos. La eficacia de la oración no radica en una competencia de intercesores ni en un número de plegarias acumuladas, sino en la apertura de corazones a la acción de la gracia.

Los santos han insistido en que la oración intercesora tiene sentido no porque modifique una supuesta indecisión divina, sino porque integra a la comunidad en el plan de Dios. San Agustín, por ejemplo, defendía la oración no como una forma de cambiar a Dios, sino de cambiar a quien ora. Santa Teresa de Jesús ve en la oración un acto de entrega que permite que el alma se alinee más profundamente con la voluntad divina. La oración transforma a quienes la practican y genera un efecto espiritual real, aunque no siempre visible de inmediato.

Un Dios que Escucha sin Arbitrariedad

Si Dios escuchara solo a ciertos privilegiados y desatendiera a otros, su amor sería imperfecto. Pero la fe cristiana enseña que Dios escucha a todos, aunque sus respuestas no siempre se manifiestan de manera inmediata o en la forma esperada. No se trata de que Dios «pueda, pero no quiera» intervenir, sino de que su acción está guiada por una sabiduría que trasciende el deseo inmediato de evitar el sufrimiento.

En este sentido, la intercesión no es un juego de preferencias divinas, sino una participación en la obra de Dios. Como lo explica Guardini, la oración eficaz no significa que se cumplirá todo lo que pedimos, sino que se nos integrará en un proceso mayor de redención. La sanación de un enfermo no es un privilegio injusto, sino un signo de la presencia amorosa de Dios, que en ocasiones se manifiesta de manera tangible y en otras permanece oculta dentro del misterio del sufrimiento redentor.

Jean Lafrance y el Misterio de la Oración Intercesora

El teólogo Jean Lafrance ofrece una reflexión que ilumina aún más el misterio de la oración intercesora. Lafrance subraya que la oración, y especialmente la intercesión, no puede entenderse como un intento de forzar la mano de Dios, sino como un modo en que el ser humano, a través de la fe, se coloca en disposición para colaborar con la obra salvadora de Dios en el mundo. Para Lafrance, la intercesión no es un acto de manipulación divina, sino una apertura a la acción del Espíritu que se manifiesta de formas misteriosas. La oración de intercesión nos integra en el misterio divino, recordándonos que, si bien nuestra petición puede no ser respondida de la manera que esperamos, estamos unidos a la voluntad de Dios de maneras que a menudo trascienden nuestra comprensión.

Lafrance también señala que la oración intercesora no está diseñada para “cambiar” a Dios, sino para hacernos conscientes de nuestra propia fragilidad y de nuestra necesidad de colaborar con el amor divino en la historia. En este sentido, la oración de intercesión es un acto de participación, no de control. Nos invita a vivir en comunión con Dios y a ser transformados a través de esa relación, entendiendo que el verdadero propósito de la oración no es obtener resultados inmediatos, sino profundizar en el misterio de la redención.

Conclusión

Las palabras de Torres Queiruga reflejan una preocupación legítima sobre la justicia y el amor de Dios, pero su análisis es insuficiente al reducir la intercesión a un mecanismo de selección divina arbitraria. La teología cristiana, desde los Padres de la Iglesia hasta autores contemporáneos como Karl Rahner, Romano Guardini y Jean Lafrance, muestra que la oración de intercesión no es un acto de manipulación, sino una forma de cooperación con la gracia. Dios no es un ser caprichoso que concede favores a unos pocos, sino el amor absoluto que integra la oración en un plan de salvación universal, donde cada plegaria contribuye a la redención del mundo de manera misteriosa pero real.

3 comentarios en «¿Dios ‘¿Puede, pero No Quiere’? Reflexiones Críticas de Torres Queiruga sobre la Oración»

  1. No parece tan fácil conciliar dos aspectos de la cuestión. Por un lado, Jesús nos enseña que Dios cuida de su creación hasta en los más pequeños detalles, tal como lo hace con los pajarillos. Por otro lado, el mismo Jesús aconseja: «Pedid y se os dará». Y él mismo se encarga de descalificar algunas peticiones haciendo ver, en el caso de Santiago y Juan, por ejemplo, que no saben lo que piden.
    Respetables las opiniones de los teólogos pero no son dogmas de fe y desde luego no hay por qué descalificar el teólogo Andrés Torres Queiruga hasta el extremo de tildarlo de impresentable. Por favor, este teólogo merece respeto.

  2. Bien, de acuerdo, en aprte, pero en ningún momento le he descalificado, ni le hefaltado al respeto. Pero eso no quiere decir que la oración de peticion no tenga sentido. Creo que es una opinión y tengo derechoa opinar. Un saludo

  3. Dec

    Decir de alguien que es impresentable es una indudable descalificación y un insulto a sus ideas y opiniones. El diccionario explica impresentable como de poca calidad moral, indecente. Eso es un insulto.

    ir de alguien que es impresentable es una indudable descalificaciòn y un insulto a su opiniòn y a sus ideas

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